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| Foto: Ovación |
Como ha acontecido en otros encuentros, el equipo tricolor se excedió en la búsqueda de avances frontales, con el reiterado recurso de apelar a la velocidad de Gonzalo Bueno por izquierda, cuando ya los rivales saben que es el único delantero veloz que tiene el plantel dirigido por Arruabarrena, y que lo pueden neutralizar con un par de jugadores en la marca.
Jorge Bava, en el arco; línea de cuatro integrada por Juan Manuel Díaz, Efraín Cortés, Adrián Romero y Christian Núñez; mediocampo con Diego Arisemendi, Israel Damonte, Vicente Sánchez y Juan Albín; y delantera con Gonzalo Bueno e Iván Alonso; este fue el equipo que reiteró los procedimientos que no le han dado buenos resultados por la disputa del torneo local.
Como si fuera poco, los ingresos de Alexander Medina y Sebastián Abreu incrementaron el recurso ineficaz de enviar centros imprecisos para generar la disputa aérea, los empujones y la voluntad de llevarse al rival por delante (también entró el juvenil Ignacio Prieto, pero no gravitó).
El Tanque Sisley, dirigido por Osvaldo Canobbio realizó un planteamiento inteligente, con un esquema tradicional de 4-4-2 e intentos ofensivos mediante rápidos contragolpes. Los goles, anotados por Alejandro Mello e Iván Alonso hicieron justicia con el trámite del encuentro, en el que el árbitro Fernando Falce realizó un trabajo aceptable, un tanto permisivo con las agresiones de los futbolistas de ambos equipos; sin embargo fue víctima de reiteradas protestas por no permitir que se disputaran los cuatro minutos que había adicionado. En ese momento Nacional estaba en pleno empuje hacia el arco del Tanque, sin fútbol, basado únicamente en fuerza y centros. Un minuto más, les pareció a los tricolores motivo de incesantes y desmedidas protestas, en una muestra de falta de autocrítica para mejorar su gestión.
Ver crónica del encuentro (portal de El Espectador)
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